24/9/08

Contrahistorias


El poder de arriba tiene muchas formas de incidir en la realidad imponiendo su visión única de las cosas. Echa mano de todos los recursos para impedir las visiones alternativas que cuestionen la decadencia e injusticia del status quo. No sólo los movimientos sociales que militan en la calle contra el sistema de opresión política y económica, chocan contra la represión y el control por parte de quienes están en la cumbre de la pirámide; la ciencia y la cultura son campo de batalla entre quienes se interesan por mostrar pensamientos e interpretaciones alternativas acerca de la realidad y quienes por otro lado, debido a su cercanía con el poder de arriba, utilizan los medios que estén al alcance de su mano para neutralizar y castigar las versiones interpretativas del mundo que aborden de manera crítica la realidad social.

Es el caso de la revista mexicana Contrahistorias la otra mirada de Clío, editada colectivamente por una organización del mismo nombre y dirigida por el científico social Carlos Antonio Aguirre Rojas, doctor en economía por la UNAM y profesor e investigador en diversas universidades del mundo. Contrahistorias, espacio alternativo y crítico para pensar la realidad mexicana y del mundo, es una de las pocas publicaciones que tiene como objetivo aportar una visión distinta a la versión hagiográfica oficial de la historia, tratando de profundizar en los procesos que incluyan a aquellos que no suelen escribir la historia por ser los perdedores. La participación de científicos y pensadores sociales de la talla de Immanuel Wallerstein, Bolívar Echeverría, Pablo González Casanova, entre muchos otros, hacen de la revista Contrahistorias un aporte fundamental para la interpretación de la historia y la actualidad social en México y el mundo.

Pero al poder de arriba le horrorizan los relatos que contradigan su acartonada e hipócrita versión de la realidad, y más aún si esa versión no se ajusta a las oposiciones cómodas a las que está acostumbrado comprar o reprimir. Con la construcción de redes comunicativas entre colectivos y movimientos, aprovechando las tecnologías de información y estableciendo acuerdos abiertos alrededor de lo que nos une contra el poder de arriba, se hace más difícil que el sistema nos imponga la desaparición definitiva y el silencio de nuestro discurso crítico; sin embargo, los defensores de lo establecido buscarán formas de minar los discursos alternativos. Y es lo que ha pasado con el director de Contrahistorias, Carlos Antonio Aguirre Rojas, quien ha sido “castigado” por los evaluadores del Sistema Nacional de Investigadores de CONACYT al bajarle injustamente su nivel.

Los recortes al gasto en educación y cultura, la intención de privatizar la educación y las políticas que en general mantienen una visión gerencial y “de mercado” en cuanto al conocimiento y saber científico, responden claramente a los intereses de la clase en el poder que no ignora que la chispa de la rebeldía que estalla en la injusticia, se mantiene y dirige a partir de la comprensión de la realidad que sólo puede dar una educación crítica. La carta de protesta de Carlos Antonio Aguirre Rojas, originalmente publicada en la revista Proceso número 1663, se reproduce a continuación.
__**><**__

Señor director:
 
Permítame difundir esta carta para el director del Sistema Nacional de Investigadores, doctor Francisco Xavier Soberón Maneiro.
 
En México, donde hoy reina la impunidad política y jurídica, también parece reinar la impunidad académica. Al respecto, denuncio un acto arbitrario, vergonzoso e injusto, realizado en mi contra por la Comisión Dictaminadora de Humanidades y Ciencias de la Conducta del SNI, en la que participan, entre otros, los historiadores Guillermo Palacios, Juan José Saldaña y Mario Cerutti. 
 
Fui evaluado por el trabajo de los últimos cinco años, con el resultado de ser reubicado del nivel 2 del SNI al nivel 1. Algunas de las razones que se esgrimen son: 
 
1. Que no publiqué en “revistas de calidad internacional y arbitraje estricto”. Esta afirmación raya en el sinsentido. En estos cinco años publiqué 44 artículos (entre ediciones, reediciones y traducciones de mis textos), en revistas como Review, de la State University of New York; Comparativ, de la Universidad de Leipzig; Diálogos con el Tiempo, del Instituto de Historia Universal de la Academia de Ciencias de Rusia; Revista Colombiana de Sociología, de la Universidad Nacional de Colombia; Le Monde Diplomatique. Edición Polonia, o Lutas Sociais, de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, entre otras. Es decir, en las revistas de esos países más reconocidas internacionalmente, que realizan arbitrajes rigurosos de todos los ensayos que publican.
 
2. Que debo “diversificar las revistas en que publico”. Esto parece una mala broma de la comisión. Difundí mis artículos en 22 diferentes revistas, impresas y electrónicas, de 10 países (México, Alemania, Italia, Brasil, España, Colombia, Rusia, Estados Unidos, Argentina y Polonia) y en siete idiomas (español, alemán, italiano, portugués, ruso, inglés y polaco).
 
3. Que “no presenté producción científica en libros publicados en editoriales de prestigio académico”. Otra vez una afirmación ridícula. En los cinco años reportados publiqué 38 libros, editados en seis idiomas y en 12 países, entre ediciones, reimpresiones y traducciones. Lo hicieron Editorial Era, de México; El Viejo Topo y Montesinos, de España; la Editorial de la Universidad de Leipzig, en Alemania; el Centro Juan Marinelo, de Cuba; L’Harmattan, de Francia; Papirus y Cortez Editora, de Brasil; Editorial LOM, de Chile; Editorial Krugh, de Rusia; las universidades de Maringá y de Londrina, también de Brasil; la Universidad de San Carlos, de Guatemala, y Shandong University Press, de China, entre otras. ¿No son estas editoriales de prestigio académico? 
 
Soy víctima de una injusta evaluación, pues estoy convencido de que ninguno de mis evaluadores tiene siquiera la décima parte del currículum vítae y de los logros míos, lo que puede fácilmente comprobarse cotejando nuestros respectivos historiales académicos. 
 
Y me pregunto: ¿Quién evalúa a estos evaluadores del SNI? ¿Qué sucede cuando ellos no están capacitados para juzgar a uno de sus pares? ¿Cómo hacemos frente a sus errores, sus limitaciones, sus envidias y recelos frente a la historiografía realmente crítica? ¿Cómo enfrentamos su mezquindad y su prepotencia al evaluar un trabajo que no comparten, que no comprenden y que, por lo tanto, no pueden apreciar correctamente? 
 
Confieso no saber las intenciones de esta injusta evaluación de mi trabajo intelectual por parte de esa comisión. Pero declaro públicamente que no logrará, en ningún caso, hacerme abdicar de la vocación crítica y del carácter independiente que, orgullosamente, he tratado siempre de darle a todo mi trabajo intelectual. 
 
Como dice el sabio refrán popular: “No se puede tapar el sol con un dedo”. Por eso me reconforta el hecho de pensar que el tiempo pondrá a todos y cada uno en el lugar que realmente nos corresponde. ¡Al tiempo!
 
 Atentamente
 
Doctor Carlos Antonio Aguirre Rojas


1 comentario:

Anónimo dijo...

Agradezco, a nombre de nuestro director, el Dr. Carlos Antonio Aguirre Rojas, y al resto del Comite Editorial de CONTRAHISTORIAS, el apoyo y por dar a conocer en su comunidad acerca de este penonísimo suceso.
Les enviamos un fraternal abrazo.
Quedamos a sus órdenes.
El Dr. Aguirre esta enterado de esta información en su blog.
Norberto Zúñiga Mendoza
Miembro del Comité Editorial de la revista Contrahistorias. La Otra mirada de Clío.