Por: Antonio Roquentin
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “privado” como: "1. (Del part. de privar; lat. privātus). 1. adj. Que se ejecuta a vista de pocos, familiar y domésticamente, sin formalidad ni ceremonia alguna." y "2. adj. Particular y personal de cada individuo." además de "3. adj. Que no es de propiedad pública o estatal, sino que pertenece a particulares." Por otra parte, se define "público" como: "1. adj. Notorio, patente, manifiesto, visto o sabido por todos.", "2. adj. Vulgar, común y notado de todos." y "3. adj. Se dice de la potestad, jurisdicción y autoridad para hacer algo, como contrapuesto a privado.", además de "4. adj. Perteneciente o relativo a todo el pueblo."
Lo privado se opone a lo público, es su antónimo. Se puede decir que lo público tiene una connotación abierta, transparente. Lo público hace referencia a todos, pues todos constituimos lo público. Es sólo una deformación política que se le de a lo "público" la característica de ser "propiedad del Estado". El Estado, ese conjunto de instituciones y poderes que supuestamente administran lo público, está lejos de representar los intereses de todos. Lo público va más allá del Estado, se genera y transforma con independencia de este. Cuando se habla de una empresa pública, se quiere decir en realidad que la empresa es estatal, sujeta al manejo discrecional y corrupto de administradores políticos. PEMEX no es una empresa pública sino estatal. Las playas sí son públicas (por lo menos la mayoría hasta ahora), son accesibles a todos los que, pudiendo hacerlo, quieran ir a visitarlas. Tal vez por esa diferencia tan sustancial, es que cuando se habla de la acción que convierte a un bien, empresa o servicio en propiedad del Estado, se dice "nacionalizar", "estatizar". Los términos "publicar", "hacer público", "publicitar", están claramente relacionados con la acción de hacer algo del conocimiento de todos; sin embargo, esto tiene que ver sólo con la información, pero no con los bienes, empresas, servicios o incluso el conocimiento, ¿por qué?
Una de las características principales del sistema capitalista es la propiedad privada de los medios de producción. La oposición a lo público, a lo colectivo, es esencial en el sistema, de ahí que la teoría económica convencional ponga en el centro del escenario social al individuo. La suma de decisiones tomadas por individuos anónimos y aislados, da forma a los principios de la "ciencia" económica actual, basada por completo en este robótico homo oeconomicus. Y son estas teorías las que nutren el conjunto de políticas económicas que suelen conocerse como "neoliberalismo", que no es otra cosa que la eliminación, no sólo de lo estatal, sino también de lo público. El argumento utilizado para justificar la preponderancia de lo privado sobre lo público es la eficiencia, el óptimo económico, la generación de riqueza. Por supuesto, la riqueza será también privada. Siguiendo con el juego de palabras, se argumenta que el Estado es intrínsecamente esclerótico, lento, ineficiente, corrupto; y ante la confusión entre lo público y lo estatal, se piensa que lo privado se opone a lo estatal solamente. "Privar" está definido en la Real Academia como "1. tr. Despojar a alguien de algo que poseía.", "2. tr. Destituir a alguien de un empleo, ministerio, dignidad, etc.", "3. tr. Prohibir o vedar." Pero el juego de palabras no termina y para referirnos a la acción de despojar al público usamos un eufemismo que hace referencia a una acción política: privatizar. Así, lo "notorio", "patente", "manifiesto", "visto y sabido por todos", lo "perteneciente y relativo al pueblo", deja de serlo.
Hace un par de días, el G-20, presidido por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se reunió de manera urgente para determinar las acciones necesarias para enfrentar la actual crisis económica y la recesión que apenas empieza. Las medidas acordadas y firmadas por los mandatarios de los 20 países, giran en torno a lo que consideran principios fundamentales e irrenunciables: el libre mercado y el respeto a la propiedad privada. Nada nuevo. Las acciones encaminadas a superar la crisis son las mismas que se han aplicado desde hace más de 30 años. La vocación expansiva del capital lo condiciona a conquistar siempre nuevos territorios para evitar la crisis que también le es propia; primero geográficamente, ahora, en todos los aspectos de la vida cotidiana. Con las justificaciones mencionadas arriba, la consigna es privatizarlo todo, desaparecer hasta el último rastro de aquello que siendo público, pueda ser utilizado en favor del capital, en favor de la generación de riqueza privada. Las voces que proponen la privatización de todos los aspectos de la vida social han dejado de ser "radicales"; la normalidad hoy es considerar que no hay cosas que no sean “privatizables”. La propuesta de Friedrich von Hayek en cuanto a privatizar la emisión de dinero se hace realidad en el Sistema de Reserva Federal estadounidense (FED), considerado como un "consorcio público/privado", es encargado "independiente del estado" de la emisión de la moneda que es divisa mundial y que sirve de medida de valor de las monedas nacionales. La privatización de todos los recursos naturales es la agenda pendiente del capital actual.
Las modificaciones al artículo 27 de la constitución mexicana tienen esa lógica, despojar a lo público de lo que tiene y le da sentido, destruir lo colectivo en aras de la generación de riqueza individual, privada. La aplicación de políticas neoliberales en México ha generado a la vez riqueza privada y pobreza pública. No nos engañemos: los índices de crecimiento económico han sido altos desde la vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, como también los índices de pobreza e indigencia han sido cada vez más elevados. La privatización de lo colectivo tiene su rostro más trágico en la destrucción de la comunidad construida en el territorio. La privatización de la tierra es un despojo mayor, pues priva al público de su historia, lo despoja de la construcción comunitaria a través del tiempo; es la expulsión de población del campo, hacinamiento urbano y finalmente, pérdida de libertad. La imposible conjugación de libertad con propiedad privada forma parte del discurso ideológico dominante; pero los campesinos que se vieron despojados de sus tierras tienen ahora la única libertad posible en el capitalismo: escoger el patrón, escoger a quién le acrecientan la riqueza privada. México es con frecuencia, ejemplo de país capitalista, tanto por su voluntad privatizadora como por su desprecio a todo aquello que signifique comunidad. En este sentido, toda la actividad estatal está encaminada a destruir las formas de organización social basadas en lo colectivo. Desde la guerra de baja intensidad contra los Municipios Autónomos Zapatistas en el sur, la represión salvaje a los campesinos autonomistas de San Salvador Atenco en el centro, hasta el aniquilamiento de la comunidad en Lomas del Poleo en el norte, la geografía nacional vive la forma más violenta de despojo por parte del poder privado.
La colonia Granjas Lomas del Poleo, es un asentamiento humano que vive en la periferia, al norponiente de Ciudad Juárez, Chihuahua. En la frontera más árida con Estados Unidos, 250 familias se establecieron ahí desde hace más de 30 años. Con una extensión de alrededor de 400 hectáreas, el predio se divide en pequeñas granjas de 1 o 2 hectáreas por familia, destinadas a la cría de ganado menor. La mayoría de los asentamientos han sido poblados de manera irregular, ya que los terrenos fueron repartidos por líderes políticos que traficaban electoralmente con estos; no obstante, los colonos han tenido que pagar por una carta de posesión que fue expedida legalmente por un juez. A partir de la construcción de una carretera cercana hace cuatro años, dos supuestos dueños del predio aparecieron de la nada. Con documentos aparentemente apócrifos (no habría diferencia si fueran legales), los hermanos Zaragoza reclaman la propiedad de dicho predio. Esto quedaría en una más de las tantas anécdotas de supuestos dueños que aparecen después de muchos años si no tuviera las características violentas y criminales que tiene, y si no representara como representa, una peligrosa tendencia en cuanto al aplastamiento de lo público por parte del poder privado. Respaldados en la impunidad que les da la complicidad de los gobiernos municipal y estatal, los hermanos Zaragoza han hecho uso de medidas de corte totalitario sobre la población de Lomas del Poleo: cercamiento con alambre de púas, instalación de retenes que impiden la entrada y el libre tránsito, instalación de torres de vigilancia; sí, como en las prisiones y los cuarteles. Pero tal vez, lo más peligroso de todo es una variante más de la destrucción de lo público: desde hace no mucho tiempo, la idea de “seguridad pública” está siendo dejada de lado (por pretextos como la obsolescencia de los cuerpos policíacos, la corrupción, la falta de claridad en la diferencia entre administradores de la justicia y delincuentes, etc.), y en su lugar, la “seguridad privada” se impone como el último grito de la moda: autos blindados, ropa blindada, alarmas antirrobo, y la proliferación de agencias de seguridad privada; el sueño de todo liberal hecho realidad.
Hablando con propiedad y siendo puntuales en el lenguaje, un policía privado no es más que un mercenario, trabaja para quien le paga, el poder privado; trabaja para defender o llevar a cabo el despojo, la destrucción de lo comunitario. En Lomas del Poleo han incendiado y/o derribado más de 50 casas, han estado involucrados en el asesinato de un hombre y la incineración de dos niños, han dejado a decenas de familias sin hogar y todos los días amedrentan, hostigan y amenazan a cualquiera que entre o salga del predio por los retenes paramilitares que han instalado. Han destruido las instalaciones eléctricas (los postes públicos) y amenazan con destruir próximamente las escuelas y el jardín de niños (nótese lo simbólico de estos lugares como constructores de comunidad). En un comunicado de uno de los inefables hermanos, se puede leer algo que nos aclara bastante el panorama de lo que ahí sucede:
“El hecho de que (los colonos) tengan escuelas, guarderías, credencial de elector y nomenclatura no les da derecho a la propiedad de la tierra”
...tampoco que tengan más de 30 años viviendo ahí, al parecer. La destrucción de lo público no tiene límites prácticos y muy pronto no tendrá límites legales. La existencia de policías privados hubiera sido impensable hace no mucho tiempo, pero el de Lomas del Poleo no es un caso aislado; en Irak se movilizan grupos de mercenarios para-policiales contratados por las corporaciones privadas que se enriquecen de la reconstrucción en las ruinas que ha dejado la guerra. Tras la fachada de la “seguridad privada”, el poder de arriba se arma hasta los dientes y se dispone al despojo final, la privatización total de la vida cotidiana. El crimen perpetrado contra los habitantes de Lomas del Poleo no es algo nuevo, pero da cuenta de la intensificación del ataque contra los espacios públicos y la destrucción de cualquier forma de organización colectiva. En la cumbre del G-20, Bush hace un llamado para que las naciones rechacen el colectivismo; Bush todavía aconseja. Los presidentes del G-20, sólo firman.
¿El problema es la propiedad privada? Hay quienes marcan la diferencia entre propiedad privada y propiedad personal, estando la primera basada en valores de cambio y la segunda en valores de uso; es decir, mientras que la propiedad personal es aquello que se tiene porque se usa, la propiedad privada es aquello que otros necesitan o quieren usar. Más allá de la semántica, es indudable que la propiedad es tan antigua como la historia, pero es precisamente la historicidad de la propiedad lo que debe entrar en el análisis crítico. La propiedad no es la misma desde siempre y no será lo mismo para siempre. La forma de propiedad que existe en el capitalismo tiende a concentrar los medios del hacer social, tiene como característica principal la privación de la comunidad de sus medios de reproducción. El colectivo se reproduce con medios que le son ajenos, pues no son medios colectivos sino privados, individuales. Saltando toda la parafernalia pseudo-científica de las teorías económicas que llenan los planes de estudio en las academias, hay una lógica simple: los obreros sin el patrón pueden producir, el patrón sin los obreros sólo produce lástima; y para ejemplos están Zanón y varias fábricas, comercios y hoteles en Argentina, recuperados por sus trabajadores, produciendo con competitividad, eficiencia y creando riqueza pública, colectiva, a pesar de los ataques diarios a su forma de organizarse y producir; ahí están los MAREZ zapatistas, con sus propias formas de organización económica y política, superando desde sus carencias los problemas que ni el Estado ni las empresas privadas han solucionado jamás.
¿Cuánto tiempo hace falta para que lo que viven en Lomas del Poleo, lo vivan los colonos de Isla de la Piedra y muchos otros asentamientos? No es posible saberlo con exactitud, pero parece ser que si no se da una organización social lo suficientemente importante como para impedir que los dueños espontáneos y sus cómplices disfrazados de autoridad destruyan los espacios públicos, asesinen, encierren y violen los derechos humanos de la gente, será muy difícil parar todo esto. El despojo urdido contra los habitantes de Lomas del Poleo es el resultado de la alquimia capitalista que hace legal el crimen a través de la destrucción sistemática de lo público en la vida cotidiana.
Algunas fuentes de información en la red:
AQUÍ
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“El hecho de que (los colonos) tengan escuelas, guarderías, credencial de elector y nomenclatura no les da derecho a la propiedad de la tierra”
...tampoco que tengan más de 30 años viviendo ahí, al parecer. La destrucción de lo público no tiene límites prácticos y muy pronto no tendrá límites legales. La existencia de policías privados hubiera sido impensable hace no mucho tiempo, pero el de Lomas del Poleo no es un caso aislado; en Irak se movilizan grupos de mercenarios para-policiales contratados por las corporaciones privadas que se enriquecen de la reconstrucción en las ruinas que ha dejado la guerra. Tras la fachada de la “seguridad privada”, el poder de arriba se arma hasta los dientes y se dispone al despojo final, la privatización total de la vida cotidiana. El crimen perpetrado contra los habitantes de Lomas del Poleo no es algo nuevo, pero da cuenta de la intensificación del ataque contra los espacios públicos y la destrucción de cualquier forma de organización colectiva. En la cumbre del G-20, Bush hace un llamado para que las naciones rechacen el colectivismo; Bush todavía aconseja. Los presidentes del G-20, sólo firman.
¿El problema es la propiedad privada? Hay quienes marcan la diferencia entre propiedad privada y propiedad personal, estando la primera basada en valores de cambio y la segunda en valores de uso; es decir, mientras que la propiedad personal es aquello que se tiene porque se usa, la propiedad privada es aquello que otros necesitan o quieren usar. Más allá de la semántica, es indudable que la propiedad es tan antigua como la historia, pero es precisamente la historicidad de la propiedad lo que debe entrar en el análisis crítico. La propiedad no es la misma desde siempre y no será lo mismo para siempre. La forma de propiedad que existe en el capitalismo tiende a concentrar los medios del hacer social, tiene como característica principal la privación de la comunidad de sus medios de reproducción. El colectivo se reproduce con medios que le son ajenos, pues no son medios colectivos sino privados, individuales. Saltando toda la parafernalia pseudo-científica de las teorías económicas que llenan los planes de estudio en las academias, hay una lógica simple: los obreros sin el patrón pueden producir, el patrón sin los obreros sólo produce lástima; y para ejemplos están Zanón y varias fábricas, comercios y hoteles en Argentina, recuperados por sus trabajadores, produciendo con competitividad, eficiencia y creando riqueza pública, colectiva, a pesar de los ataques diarios a su forma de organizarse y producir; ahí están los MAREZ zapatistas, con sus propias formas de organización económica y política, superando desde sus carencias los problemas que ni el Estado ni las empresas privadas han solucionado jamás.
¿Cuánto tiempo hace falta para que lo que viven en Lomas del Poleo, lo vivan los colonos de Isla de la Piedra y muchos otros asentamientos? No es posible saberlo con exactitud, pero parece ser que si no se da una organización social lo suficientemente importante como para impedir que los dueños espontáneos y sus cómplices disfrazados de autoridad destruyan los espacios públicos, asesinen, encierren y violen los derechos humanos de la gente, será muy difícil parar todo esto. El despojo urdido contra los habitantes de Lomas del Poleo es el resultado de la alquimia capitalista que hace legal el crimen a través de la destrucción sistemática de lo público en la vida cotidiana.
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