21/11/08

Los Nuevos Inquisidores


Por: Cruceiro

“Quién lo diría, los débiles de veras nunca se rinden” Mario Benedetti


La idea que tenemos de la inquisición se debe a los datos proporcionados por los historiadores de las diferentes épocas, en la tarea de describir las relaciones e ideas correspondientes a ese período localizado geográficamente en Europa. Caracterizado por la persecución hacia lo diferente (el otro/los otros), la iglesia católica se asumió como el paladín para el establecimiento social, el parámetro para medir lo válido y lo prohibido, la determinación del bien y el mal, para lo cual se crearon los tribunales inquisidores: “señalar y enjuiciar la herejía de los endemoniados”, en este sentido, miles de personas fueron objeto de burlas, pesquisas, torturas y sacrificios, por no coincidir con las ideas de los inquisidores en torno al mundo.

Si la inquisición fue un contexto que atrae la atención de los investigadores de las ciencias sociales, se debe quizá a su manifestación en la actualidad. Hay quienes dicen que la historia es un ciclo, y por ende vuelve con su cauce, otros la consideran como un espiral que no regresa a su punto de inicio pero mantiene esencia de él. Lo cierto, sin quitar méritos a unos y otros, en esta sociedad moderna donde la cibernética amplía la comunicación entre las personas y la información fluye por los canales satelitales, contribuyendo el acceso al conocimiento, la inquisición se hace presente con otros personajes y otros ropajes, aunque con los mismos actos: se vivió en los destierros y trabajos forzados en Siberia y los Gulags de la Rusia Soviética; se irguió en los campos de concentración nazi en la Alemania de Hitler, la Italia fascista de Musolini y la España desangrada de Franco; intervino en la división y confrontación del pueblo alemán por el muro de Berlín y la actual disputa entre Estados Unidos y Rusia por los recursos del Mar Negro; camina con su paso destructivo sobre la cuna de la civilización en Irak; en la estupidez imperial de asfixiar económicamente al rebelde y digno pueblo cubano; y desde luego, el prolongado exterminio en nombre de “la modernidad” de la cultura de los pueblos indígenas de América: los más humildes y despreciados, los más pobres y humillados, y sin embargo nuestras raíces.

Pese a los datos conseguidos sobre la inquisición, decidimos retomar la expresión que en la literatura se ha plasmado, quizá porque ella, con la genialidad de las manos que le dan forma, ha derribado fronteras, filtrado censuras y encarcelando dictadores, ahí está el caso del poeta Juan Gelman escudriñando la verdad en el horror, porque también en el acecho de la muerte hay instantes para proclamar la vida. La literatura genera «mundos posibles», nos dice el psicólogo Jerome Bruner, y agrega: “la ciencia te dice qué es el objeto de estudio, en cambio la literatura el cómo pudiera ser tal objeto de estudio; la ciencia te dice éste es el camino, y la literatura te abre un abanico de posibilidades para interpretar ese camino”. 

En la grandiosa novela escrita por Dostoievski titulada “Los hermanos Karamazov”, encontramos con simbolismos, sentencias y diversidad de voces que caracterizan a sus obras, tema ya abordado ampliamente por el filósofo ruso Mijaíl Bajtín. En su interior, la novela incluye un poema sobre la llegada de Cristo en los años del medioevo, como una voz independiente, influenciado por las ideas de la iglesia ortodoxa y uno de los trastornos al finalizar su vida, el tema es; el gran inquisidor. Dostoievski fue condenado a muerte, luego a trabajos forzados por sus ideas socialistas, tiempo después, bajo las impresiones sufridas en cautiverio y los problemas económicos, pediría disculpas al zar, refugiándose en el misticismo, lo que no delimita sus cualidades artísticas ni el realismo psicológico en sus obras. 

En “Los hermanos karamasov”, el contexto descrito en el poema del inquisidor, se localiza en la época medieval, cuando los jerarcas de la iglesia están pactando con el Estado el «lucro» de las ideas de Cristo. Él había anunciado que regresaría, pero no dijo cuándo, desde entonces los fieles a su ejemplo de amor al prójimo esperan ansiosos su llegada para acompañar sus pasos y… volvió, el mismo redentor de los dolores ajenos por el dolor propio, el de palabra verdadera, quien despreciaba la miseria, el abuso del poder, la imposición y el odio. 

Su llegada no correspondía a los intereses institucionales de entonces, veía cómo se traficaba con sus ideas y perdían esencia en quienes decían representarlo, rodeados de lujos y comodidades. Intuyó como el pájaro Pujuy: los caminos se hacen para que otros no se pierdan. Y continuó su peregrinar sin prisa pero constante. Antes y después de su aparición, quienes se conducen con independencia e imaginan otra manera de organizar la sociedad y la economía, otra política pues, son perseguidos y crucificados, claro, con otros símbolos y matices.

Ya preso el jerarca da las razones de su eliminación: llegaste –le dijo- en un momento inoportuno, te tenemos que sacrificar por segunda ocasión. Él sólo escuchaba como lo hace quien buen uso de la palabra hace, en silencio, a pesar de proferirle el insulto, incluso la muerte. Atragantándose en su propio odio, y al no recibir respuesta ni de enojo ni de impotencia o perdón, el jerarca pierde la compostura y su rostro se congestiona. Cristo, con la eterna paciencia, le da un beso en la mejilla ante el asombro del religioso-inquisidor y se retira, quizá camino a la muerte programada, o tal vez a la vida, a la libertad.

Como se dijo antes, la sociedad repite sus pasos como un vicio absurdo, y, si bien es cierto la inquisición se remonta al pasado medieval, de nuevo nos topamos con su esencia en la prohibición de palabras y caminos. Indispensable era pues, presentar un panorama general para entender las actuaciones de los personajes que entrarán en escena en el transcurso de esta historia de amor, tormento y pasión (jaja).
No hay que olvidar que vivimos tiempos de crisis económica, algo así como la nostalgia de un imperio unipolar que nació muerto. Algunos señalan que la conclusión de la guerra fría no fue con el colapso de la URSS y la caída del muro de Berlín, faltaba la otra parte en juego, Estados Unidos. Lo cierto, las consecuencia de la recesión que se avecina no anuncia nada bueno para los destinos del país, así que habrá un ¡sálvese quien pueda!; más pobreza, marginación, desempleo, hambre y violencia. Mientras la clase política en Sinaloa se embarra entre la corrupción y el soborno, el gobierno nefasto de Calderón se desintegra más rápido de lo esperado, las reformas impulsadas generarán más miseria a la vez que las empresas petroleras de Europa y Estados Unidos se reparten el botín PEMEX, levantemos entonces el telón para ver “los nuevos inquisidores”, la más taquillera en los escenarios sinaloenses desde Óscar Liera, el maestro de la dramaturgia en la región.
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En el documento anterior se comentó la embestida realizada por los profesores Ricardo Madrid Uriarte y José Roberto Monjaraz García, para impedir que los profesores de la zona 047, ubicada en Bacubirito Sinaloa, pudieran elegir a un representante digno y democrático, defensor de los derechos laborales. La imposición política de sus nombres, en la persona del profesor Julio Cota, ante toda lógica de ética y profesionalismo, pisotearon el sentir de la mayoría de los profesores que la componen.

Se buscaba una representación real de los intereses de los trabajadores que el anterior delegado, el profesor Tito, se negó asumir. Con ese antecedente los compañeros exponían sus deseos de quitar el monopolio de las decisiones a los profesores arriba señalados, y por desgracia no fueron escuchados, así surgieron las confusiones y problemas que al salirse de sus manos trataron de justificar buscando culpables, y quién mejor culpable de la ineptitud ajena que señalar a quien redacta estas notas.

Hay que recordar que el entonces coordinador sindical, el profesor Arnoldo, sin informar nada ni explicar nada pedía en la coyuntura que se acercaba la “unidad sindical” para que no hubiese disturbios, por lo tanto apoyar a un candidato que no daba a conocer pero que se intuía en el profesor Julio Cota, pero sin hablar en qué consistía dicha unidad, como si los procesos sociales funcionasen de manera mecánica, y no por acuerdos de los integrantes en arduas discusiones, exponiendo los diferentes puntos de vista, pero buscando el objetivo primordial: qué necesita el magisterio, cómo lograrlo y con quiénes.

Fue en esa reunión cuando el profesor Arnoldo, al recapitular sobre su experiencia en las filas del magisterio, anunciaba la nueva política. Comentaba que antes para tomar decisiones se procedía en lo oscuro entre unos cuantos, pero ahora las cosas habían cambiado, y que por eso teníamos que apoyar a alguien que representara a esa unidad. La «representatividad» significó el punto de disyunción por todo lo vivido con el profesor Tito, se entendía que los profesores no querían la misma historia, y la discusión se tornó acalorada mientras era abierta, luego, cuando el discurso se tornó democrático y esperanzador, fue clausurado por los inquisidores.

Ellos con sus torpezas cotidianas generaron los problemas, creen con ingenuidad que la política es un campo exclusivo de trajeados y apadrinados, pero la política desde los filósofos griegos posee un carácter social, en ese sentido era indispensable la diversificación de las responsabilidades, el asumir organizadamente las riendas de los problemas, los retos a lograr que, en términos educativos son bastantes. Desde esta pluma se ha propuesto muchas veces la idea de armar un proyecto educativo que incluya a toda la zona en la labor alfabetizadora sin la más mínima respuesta. La educación sin la democratización de los escenarios y sin un discurso humanista no resolverá el problema del fracaso educativo, por más reformas que desde arriba se tracen. Se requiere replantear los problemas ya que son décadas de trabajo a la basura, y no estamos dispuestos a dilapidar más tiempo.

Tal vez porque somos jóvenes pensaron que lo nuestro era el griterío y la diversión en altas horas de la noche, no el preocuparnos por lo que sucede alrededor, mucho menos el tener la capacidad de analizar y el valor de emitir la crítica, de no agachar la mirada y tratarnos como igual, como compañeros. Pero, para ellos eso de igualdad en el trato es un insulto, cómo puede ser posible la igualdad después de tantos años de sumisión ante el poder para lograr un mediocre puesto, así sea de supervisor o coordinador sindical.

Para descalificar a quienes no compartían esa «política» de sometimiento a los caprichos de esos dos personajes sacados de las mangas del viejo y caduco PRI (¿acaso hay una diferencia con el nuevo?), los calificaban de revoltosos, cuando se reclamaba un derecho elemental que todos como civiles tenemos, el ser escuchados y tomados en cuenta, pero ni eso, lo cual indica que las posibilidades de transformar y democratizar el magisterio son nulas mientras personas como los profesores Ricardo y Monjaraz mantengan puestos públicos porque en sus relaciones no existe el diálogo ni la alternativa sino el gandallismo, la prepotencia, la simulación y la ignorancia hecha docencia.  

Cuando sintieron que el plan se les hacía agua, utilizaron el recurso de los inquisidores en tiempos de cacería de brujas, dieron inicio a una campaña de intimidación y miedo (terrorismo institucional), de soborno y compra de conciencia, condenando a los rebeldes con el descrédito eterno, la excomunión, la hoguera, la muerte…(ya me puse trágico como Shakespeare), como si el no estar de acuerdo implicara asumirlo en la lista de enemigos, mmhhh… suena a fascismo; la política de la no política, del capricho personal.
La coyuntura política puso en evidencia los intereses creados, tanto el simulador como el indiferente, el opositor a una tendencia política viciada y vacía y el que pretende posicionarse en la estructura sindical. Lo que para los profesores era un derecho para la cúpula la pérdida del mando. Aquí no importaron las formas, el respeto, el compañerismo, la ética, todo se fue por la borda y se mostraron los rostros ya sin máscaras, tal como son, algunos resultaron más grotescos de lo que el espejo transmite, un carnaval bochornoso. La escena tan escalofriante como los cuentos de Edgar Alan Poe, o terrorífica como la sentencia de Bush hacia los musulmanes: “están con nosotros o contra nosotros”. En plena éxtasis, hubo quienes rompían la tensión e impertinentes preguntaban, ¿acaso no hay opciones sensatas? Al no recibir respuesta lo mejor fue no ser parte de la conjura (no participar en la elección), y pasó lo que ha pasado en México en toda su historia electoral, entre el manoseo y amarres se concretó el fraude, orquestado por los inquisidores. Queda claro que ambos utilizan la posición en el sindicato para construirse su propiedad, y en el radio de acción no se encuentra un gesto de honor, un guiño de humildad y respeto a la profesión pedagógica, para los mercaderes que son la vida no es otra cosa que comprar y vender a cualquier precio, incluso soterrando lo que distingue a la especie humana de las demás; la educación y la cultura.

Es penoso que en plena “era de la comunicación” sigan sin darle lugar a la palabra, sin resolver las dificultades y contradicciones con el diálogo. Anular la palabra es como anular la esencia del maestro que es comunicar el conocimiento, utilizar la razón, el argumento. El poder que se asume como tal elimina la palabra, al menos es la muestra que los inquisidores establecen como un código vergonzoso, ignorando que somos una zona educativa de fracaso, las estadísticas no mienten, ahí está el principal reto, ahí es donde se tiene que invertir e imaginar, buscar la unidad, para lograrlo se requiere otra manera de organizar la zona, escuchar las necesidades de los profesores porque son quienes viven las situaciones descompuestas en las aulas.

En mi persona han justificado sus errores y la persecución ahora es más latente (os dije que entre los priístas viejos y nuevos no hay diferencias). No conformes con manipular el proceso electoral, me destituyeron sin consultarme de los cargos en la dirección de la escuela, el puesto no importa lo más mínimo, pero es triste la intención que los motivó, la conducción de voraces rapiña. La idea es anularme en todos los sentidos, la censura se ha extendido hasta en el uso de la computadora para evitar –dicen- que siga publicando. Digamos que acá se aplica la ley del hielo, el aislamiento. Pero, sabemos que a la palabra nadie la detiene ni la congela, la palabra que se hizo para nombrar y nombrase, señalar, construirse así misma y transformar la realidad, la nuestra.

El profesor Omar aplaude con gusto: se lo merece ese pinche zapatista, dice con jactancia, como si ser zapatista fuese sinónimo de traidor o vergüenza, como si ser zapatista implicara comprar votos para los candidatos del PRI y esperar las migajas al término de la elecciones o callar cuando hay que hablar, o sea, cuando a un(a) compañero(a) se le violenta su integridad.

Para la mala información del profesor Omar, el zapatismo implica una ética, la construcción de una sociedad donde se elimine la división social entre ricos y pobres. En las comunidades zapatistas no existen los Monjaraz ni los Ricardo, no es uno el que decide y manda, allá manda y decide la comunidad, es decir, se toma en cuenta a sus miembros. Es el principio de mandar-obedeciendo, una manera de actuar y resolver los conflictos con la palabra como vehículo, a eso le llaman la otra política, la política del nosotros por encima del yo.

¿Debemos sentir vergüenza de lo que somos?, ¿por no dejarnos llevar por la corriente, de no hablar por hablar sino porque algo fuerte impulsó nuestros sentimientos para redactar lo que sucede? No hay que olvidar que fue el profesor Omar quien invitó a la directora de la primaria de Bacubirito, la profesora Marilú (cuando su padre estaba al borde de la muerte y ella se dio espacio para intentarlo) al lanzarse como delegada, prometiéndole apoyo incondicional al mismo tiempo que ayudaba al profesor Julio Cota, jugando al perro de las dos tortas, y fue él quien no quiso asumir la responsabilidad de lo sucedido, achacándome la culpa del desastre electoral, que de por sí era un desastre. ¿Quién tiene que sentir vergüenza de lo que dice y hace? Sabemos lo que somos y queremos, no traicionamos, como se dijo antes, tenemos ética.

Quizá Omar no lo sepa, ni Ricardo, ni Monjaraz, ni Julio, ni Arnoldo, ni Merced (la nueva adquisición en el mercado de ofertas, el revolucionario de pacotilla). Nosotros no nos vendemos ni nos rendimos, y si es necesario ofrendar la vida por una causa justa, estamos dispuestos sin afán material ni puestos públicos ni reconocimientos, simplemente porque la solidaridad es un recurso que se siente en el pecho y se manifiesta en las palabras y actos. La burla hacia la maestra Marilú fue un acto cobarde, porque ser honesto y crítico tiene su costo, más si se presentan en una mujer. Cómo se les iba a apoyar sabiendo lo que son: aves de rapiña. Una cosa más, vayan desempacando todos los artefactos porque tengan la seguridad que resistiremos lo que manden, estamos preparados para eso, para no doblegarnos, para luchar si es preciso.

El tiempo es de ustedes, sacad provecho y reíd (aunque sea de rabia), pero pronto, muy pronto vendrá el tiempo nuestro con su murmullo de justicia. El país se desangra por todos lados, la institucionalidad está en deterioro, el modelo neoliberal ha fracasado. Entonces, cuando el cielo reviente del dolor acumulado por más de 500 años, entonces el suelo será igual para unos y otros, tiempo será para saldar las deudas, de nada servirán los puestos ni los títulos ni las relaciones, nada, no habrá ni olvido ni perdón, ¿estáis preparados? 

Cruceiro, Cruzeta, Cruzado, ¡uta, cuántos sinónimos!


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